Los zapatos están destinados para uso en interiores.
Quitarse los zapatos debe ir precedido por un aflojamiento cuidadoso de los cordones o, en el caso de zapatos con correas, desabrochándolas previamente.
Debemos evitar quitarnos los zapatos apoyando la punta de un zapato en el tacón o el talón del otro. Este método puede dañar tanto las puntas como los tacones. Las consecuencias de este hábito incluyen, entre otras, el riesgo de dañar la suela en las áreas de la punta y el talón.
Es mejor quitarse los zapatos estando sentado, sujetando con la mano la zona del talón y retirándolos suavemente con un movimiento fluido, mientras el pie realiza un movimiento en dirección opuesta. Los zapatos bien ajustados (en tamaño) y preparados (con los cordones o correas previamente aflojados) deberían deslizarse de nuestros pies sin requerir mayor esfuerzo. Tampoco es necesario que el agarre de la mano sea muy fuerte, ya que apretar demasiado el talón puede dificultar la acción de quitarse los zapatos.
